España siempre ha sido un país de propietarios; tradicionalmente por una cuestión cultural pero ahora, también, económica.
En la disyuntiva entre alquilar o comprar casa, alquilar es cada vez menos la opción. Los precios han subido tanto en los últimos años que pagar una renta mensual tiene un impacto en los ingresos de los hogares mucho mayor que afrontar las cuotas de un crédito y, pese a ello, arrendar es la única salida para muchos hogares que no logran acceder a una hipoteca.
La ecuación es complicada y explica buena parte de los problemas sociales que genera la vivienda en España. Por ponerle números, la renta necesaria para alquilar una vivienda de dos dormitorios y no superar la tasa de esfuerzo del 30% de los ingresos recomendada se sitúa en 31.550 euros netos anuales, una cantidad un 46% más elevada que la cuota hipotecaria anual de 21.561 euros que se necesitaría en el caso de comprar la misma vivienda. A esa cifra habría que añadir, eso sí, un ahorro mínimo de 43.467 euros para dar la entrada del crédito, según los cálculos de Idealista.
Las grandes ciudades son las más afectadas por esa diferencia, ya que es en ellas donde la demanda de alquiler crece de manera exponencial desde hace años. El auge del alquiler turístico unido a que estas urbes ejercen más atracción para estudiantes, jóvenes y trabajadores han elevado la presión sobre la oferta, que ya era escasa.
Entre los grandes mercados, Valencia es el que registra una mayor diferencia entre los ingresos netos necesarios para el alquiler y la compra, y se sitúa en el 56%. Le siguen Barcelona (39%), Sevilla (33%), Bilbao (32%), Madrid (24%) y Málaga (15%).